El trabajo del futuro dependerá más del aprendizaje y desarrollo de habilidades a lo largo de nuestra trayectoria profesional que de la capacitación con la cual iniciamos nuestro recorrido laboral, dice Jordi Díaz, decano de EADA Business School.
Nunca ha sido más cierto afirmar que vivimos en un mundo que experimenta una gran transformación en el campo laboral. América Latina no es ajena a ese cambio. La región debe fortalecer sus esfuerzos a fin de crear lugares de trabajo productivos y sostenibles para sus jóvenes y, al mismo tiempo, pensar en un incremento de la esperanza de vida, que hará posible que los que se incorporen en los próximos años al mercado laboral puedan permanecer en este por un período de tiempo mucho más extenso que los treinta años en promedio actuales.
Al mismo tiempo, el trabajo del futuro dependerá más del aprendizaje y desarrollo de habilidades a lo largo de nuestra trayectoria profesional que de la capacitación con la cual iniciamos nuestro recorrido laboral. De hecho, la proporción de habilidades básicas que cambiarán en los próximos cinco años es, a nivel mundial, del 40%. Es decir, solo el 60% de lo que sabemos hoy nos seguirá sirviendo para el desempeño de nuestras funciones laborales en 2027, según el informe “The Future of Jobs Report 2020”, del Foro Económico Mundial.
UNA NUEVA TENDENCIA
Ante este panorama, surge la Reskilling Revolution. Se trata de una respuesta a la imperiosa necesidad de actualización. Como si de un teléfono móvil se tratase, esta involucrará a más de mil millones de profesionales en todo el mundo antes del año 2030. Esta actualización, que requiere de un mínimo de 35 horas de dedicación cada tres a cinco años, está enfocada sobre uno o varios temas específicos y se centra en, como su propio nombre indica, skills (habilidades).
El estudio “Tendencias Globales de Talento 2022”, de la consultora norteamericana Mercer, señala que la capacitación del personal se ha convertido en una prioridad para las compañías. Específicamente, en América Latina, 4 de cada 5 colaboradores están convencidos completamente de la necesidad de realizar un reskilling de sus habilidades.
De acuerdo con información del Banco Mundial, además de las habilidades técnicas para cubrir los puestos de trabajo, el aprendizaje activo, pensamiento analítico, conocimiento y uso de tecnología, así como la resolución de problemas, destacan entre las principales competencias que buscan las empresas en sus colaboradores. Sin ir más lejos, en Latinoamérica, según el Global AI Adoption Index de 2022, solo el 29% de las empresas ha implementado activamente la inteligencia artificial. Imagínense lo que nos queda por aprender para poder aplicar.
Nos encontramos, entonces, en una situación en la que se unen el avance exponencial de la tecnología con un mercado laboral con poca preparación de habilidades especialmente tecnológicas. Según EY, por cada profesional en Latinoamérica relacionado con actividades tecnológicas que la región tiene actualmente, en 2024 se necesitarán siete. Este escenario exige romper con un sistema como el actual, que concibe la vida como una cosa estática y previsible, por otro que rompa con esquemas y nos permita asumir que ni los estudios ni la formación deben finalizar a la hora de cumplir 21 o 22 años. Este nuevo sistema debe considerar que el equilibrio laboral pasa por una integración balanceada entre lo que hacemos a escala personal y laboral, pero también por aprender y desaprender constantemente.
La Reskilling Revolution es un reto que todos los profesionales debemos afrontar. Todos tendremos que pasar por esos necesarios periodos de actualización de ‘software’ personal. Una sencilla fórmula propuesta por McKinsey para los que se quieran iniciar hoy mismo es la fórmula del ‘3x3x3’. Nos proponemos tres objetivos de aprendizaje, a conseguir en tres meses y lo compartimos con tres personas. Así tendremos foco, temporalidad y compromiso más allá de nosotros mismos.