La diversificación es clave para ampliar nuestra cartera de exportaciones, vayamos haciendo con su respectiva indicación geográfica, para que los productos mismos nos sirvan de carta de presentación como país exportador.
La indicación geográfica (IG) es un mecanismo legal que relaciona un producto y sus características de calidad a un ámbito geográfico, que es un poco más amplio que la “denominación de origen”, ya que puede abarcar hasta un país entero.
Actualmente, la IG es una tendencia en el comercio internacional cada vez más usada por los exportadores, debido a que ayuda a incrementar el precio final de los productos —hasta en un 300%, como en el caso de los vinos o licores—, pero sobre todo incrementa su reputación y pone al país productor en la mente del consumidor final.
“La indicación geográfica es una tendencia que podríamos aprovechar para posicionarnos como exportadores de productos con significativa ventaja competitiva”.
En el caso de la Unión Europea, la IG va más allá de lo comercial y está más relacionada a la calidad final de productos altamente diferenciados.
En África, la región con mayor crecimiento económico del momento, se está usando IG cada vez más. Luego del éxito del Penja Pepper de Camerún, una pimienta sembrada en tierras volcánicas que se consume en restaurantes con estrellas Michelin, otros países han empezado a generar nuevos productos de agroexportación que están vinculados a características específicas de sabor y forma. Es decir, productos con una indicación geográfica determinada.
La última incursión la ha hecho Benín con su Sugarloaf Pineapple, una piña cuyo sabor y forma son tan particulares que fue registrada en la Organización Africana de Propiedad Intelectual (OAPI) en octubre del año pasado, y ahora está siendo exportada a mercados internacionales promoviendo reconocimiento del producto y del país.
¿Cómo se puede aprovechar esta tendencia en el Perú? En el 2018, con el Decreto Legislativo 1397, unido a la Decisión 486 de la Comunidad Andina, se hizo posible la IG para productos peruanos.
El proceso de registro es bastante democrático, lo puede hacer una empresa, persona natural, asociación o entidad pública que esté involucrada directamente en el proceso extractivo, productivo o de procesamiento. Para que aplique a la IG es necesario que más de uno de estos procesos suceda en el área geográfica específica que se quiere referenciar y que, además, tenga una calidad superior y características distintivas que lo identifiquen como un producto verdaderamente especial.
Con el crecimiento de la agroexportación en el Perú, y teniendo productos que se diferencian de aquellos similares de otros países por su mayor calidad, podríamos aprovechar mucho más la IG. Es más, no tenemos que limitarnos a este rubro, lo podemos aplicar a bebidas alcohólicas o productos lácteos, en verdad, nuestra imaginación es el límite.
Ya nos ha pasado con el pisco, no dejemos que pase con más productos peruanos que podríamos unir a nuestro arsenal de exportación. La diversificación es clave para ampliar nuestra cartera de exportaciones, vayamos haciendo con su respectiva indicación geográfica, para que los productos mismos nos sirvan de carta de presentación como país exportador. Francia e Italia cuentan con 6,000 IG cada uno, ¿por qué el Perú no?
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