Si en un mundo ideal el presidente Castillo actuara como lo hacen las empresas al buscar a sus ejecutivos, buscaría ministros que tengan al menos los siguientes requisitos indispensables.
Exigiría que tengan las dos ‘A’ básicas para el cargo: Aptitudes que aseguren que tienen los conocimientos y habilidades necesarias, y Actitudes que muestren que piensan de la manera adecuada para un puesto de tanta responsabilidad con la sociedad.
“Pronto el lector podrá analizar si los nuevos ministros del presidente Castillo cumplen con las dos ‘A’ señaladas aquí”.
Entre las cuatro Aptitudes más importantes que exigiría, la primera sería formación, pues la ignorancia puede llevar a cometer errores gravísimos, como cuando un ministro que no sabe cómo funciona el mercado ordena cerrar una refinería. La segunda aptitud es la experiencia en el sector, para que no lo paralice en los primeros meses de su mandato, mientras aprende cómo funciona. La tercera es liderazgo, para que sea respetado y que, sabiendo escuchar, también sea capaz de oponerse a las exigencias que no sean convenientes. La cuarta, y no menos importante que las anteriores aptitudes, es energía, ya que administrar los intereses de un país exige gran capacidad mental y física, pues deberá trabajar largas horas y en muchos lugares de nuestro tan diverso país.
Entre las cuatro Actitudes indispensables que buscaría, la primera sería altruismo o vocación de servicio, que es la preocupación por el bien común por encima de sus intereses personales. La segunda es honestidad, que es el cuidado estricto de los recursos del pueblo a los que tendrá acceso. La tercera es responsabilidad, que implica su disposición a cumplir lo mejor posible con las exigencias del puesto al que se compromete. Y la cuarta actitud es el respeto a los demás –pobres, ricos, hombres, mujeres, amigos y contrincantes–, entendiendo que es servidor del pueblo y no lo contrario.
¿Cómo evaluaría la formación, experiencia, liderazgo y energía de los candidatos? Analizando su currículum y experiencia, y corroborando sus declaraciones con documentos y datos concretos. ¿Y cómo descartaría si un candidato solo busca su propio beneficio, es deshonesto, poco responsable e irrespetuoso? La coherencia de su comportamiento pasado sería el mejor indicador, por lo que debería revisar antecedentes y pedir referencias. Y en todo debería poner mucha prolijidad en el análisis, para evitar después reconocer que tiene en su Gabinete a personajes inexpertos, incapaces, corruptos o abusadores.
Pronto el lector podrá analizar si los nuevos ministros del presidente Castillo cumplen con las dos ‘A’ señaladas aquí. Si así fuera, habrá esperanza de que el país mejore. Si no, será evidente que el problema está en quien los elige.
Autor: Rolando Arellano
Lee el artículo completo publicado en el Diario El Comercio.
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